🤝 “Tres cuentos para el corazón”

 

🤝 1. “El abrigo de lana”

Sobre el amor fraterno

En un pueblo donde el invierno era largo y las palabras escasas, vivían dos hermanos. Uno tejía en silencio, el otro soñaba en voz alta. No siempre se entendían, pero se querían como se quiere lo que no se elige, pero se honra.

Una noche, el más joven enfermó. El mayor, sin decir nada, tejió durante días un abrigo de lana. No era perfecto, ni simétrico, pero tenía algo que ningún otro abrigo tenía: cada punto estaba hecho con recuerdos.

Cuando el hermano se recuperó, quiso devolverle el abrigo.
—No —dijo el mayor—. Este no es para usar. Es para recordar que incluso cuando no hablamos, yo estoy.

Y así, el abrigo se volvió símbolo. No de calor, sino de presencia.

🌿 2. “La piedra transparente”

Sobre la honestidad

En una aldea rodeada de montañas, había una tradición: cada vez que alguien mentía, debía llevar una piedra en el bolsillo. No como castigo, sino como recordatorio.

Un día, una niña confesó haber roto una vasija antigua. Todos esperaban que negara, que culpara al viento o al gato. Pero ella solo dijo:
—Fui yo. No quise, pero pasó.

El anciano del pueblo le dio una piedra. Pero no era gris ni pesada. Era de cristal, transparente, liviana.

—¿Por qué esta? —preguntó la niña.

—Porque la verdad, aunque duela, siempre deja pasar la luz.

Desde entonces, muchos comenzaron a decir la verdad. No por miedo, sino por deseo de llevar piedras que brillaran en el bolsillo.

🌞 3. “El banco bajo el árbol”

Sobre la alegría de compartir la amistad

En el centro de un parque olvidado, había un banco de madera. Nadie se sentaba allí, hasta que un día, un hombre mayor trajo una taza de té y un libro. Se sentó, miró el cielo, y sonrió.

Al día siguiente, trajo dos tazas.
—Por si alguien quiere compartir el silencio —dijo.

Pasaron semanas. Un niño se sentó. Luego una mujer. Luego un perro, que no hablaba pero entendía.

El banco se volvió lugar de encuentro. No hacía falta hablar mucho. Bastaba con estar.

Y así, sin redes sociales ni anuncios, nació una comunidad.
Una amistad tejida con pausas, miradas y tazas compartidas.