– Cuando la vida murmura, nace una bitácora/Serie de tres cuentos.
Hay caminos que no se trazan con mapas, sino con silencios.
Hay decisiones que no se toman, se revelan.
La Bitácora del Renacer es más que tres cuentos: es un viaje simbólico
que acompaña a quien siente que há llegado a un umbral invisible.
A través de estas tres estaciones narrativas—la decisión, la noche, el
renacer—se despliega la historia de un ser que deja de preguntarse qué debe
hacer, y comienza a escuchar qué debe ser. No busca respuestas definitivas.
Cultiva preguntas fértiles. Vive cambios que no imponen, transformaciones que
abrazan.
En cada relato, el Portal del Sol late como escenario, testigo y maestro.
Los árboles no son decoración: son memória viva.
Las palabras no narran una vida: la despiertan.
Estos cuentos no son ficción. Son ritual.
Son una invitación a abrir tu propia bitácora, no en papel, sino en presencia.
🌘 I – La Decisión Inesperada
Nadie le pidió que cambiara. Nadie le dijo “es hora”. Fue el aire, tal vez.
O el silencio con aroma a corteza mojada.
Aquella mañana, se despertó distinto. No inquieto, no triste. Despegado. La
rutina, tan cercana, se le hacía ajena. Miró su taza y pensó: “esto ya no es
mío”.
Caminó hacia la quinta sin propósito. El sendero parecía susurrarle
preguntas que no conocía. No había bifurcación, pero cada hoja caída marcaba
elecciones.
Decidir no fue un acto mental: fue un desprendimiento. Dejó atrás objetos con
afecto, como quien libera sin juicio. La Bitácora apareció sobre un tronco
hueco. Vacía. Y sin embargo, llena.
Escribió solo una frase:
"Hoy no elijo cambiar. Hoy elijo escuchar."
La decisión fue como caer en sí mismo. No hacia abajo, sino hacia adentro.
🌗 II – Las Noches del Umbral
El bosque no duerme. Él tampoco.
Cada noche en la quinta es distinta. La luna no ilumina: interroga. Se
sienta junto al fuego esperando palabras, pero la Bitácora está en silencio.
Sin tinta, sin guía.
Descubre que no siempre hay que entender para avanzar. La sombra ya no da
miedo. A veces, incluso consuela.
Camina en penumbras. Encuentra al Guardián Silente, una figura alta
hecha de ramas y memoria. No habla. Solo lo observa. Entonces comprende:
cambiar no es aprender otra verdad. Es dejar de temerle al no saber.
La Bitácora le entrega una sola hoja nueva:
"No es mi vida lo que debe cambiar. Es mi forma de amarla."
Duerme envuelto en preguntas. Y por primera vez, eso basta.
🌕 III – El Renacer sin Nombre
No se reconoce, pero no le preocupa. Se mueve con una danza que no le
enseñaron. Sonríe al árbol sin motivo. Ya no busca. Solo está.
La Bitácora ahora contiene trazos, manchas, hojas pegadas con barro. La
palabra se volvió gesto. Las páginas no narran: palpitan.
El protagonista canta, no por habilidad, sino por necesidad de vibrar. Mira
su reflejo en la laguna y ve muchas versiones de sí. No elige ninguna. Abraza
todas.
Decide compartir la Bitácora. No para enseñar, sino para sembrar. Cada hoja
entregada germina una historia en otro ser.
El último párrafo se escribe solo:
"Volví. No a ser el mismo. Volví a ser."
Y en ese instante, la Bitácora deja de ser libro. Se convierte en viento.
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